Hace 30 años el futuro sobrevino de repente, sin internet y sin móviles, ‘sólo’ laberintos, pirámides, decibelios y una torre en espiral con cañones láser – El 24 de julio de 1986 la macrodiscoteca Dhraa abría sus puertas.
Si eres uno de los pocos que no saben qué es, seguramente naciste después de las Olimpiadas del ’92 o muy lejos de Mallorca…
El DHRAA fue una discoteca al aire libre referente en España a finales de los años ’80. Para ser exactos, este complejo socio-cultural recreativo abrió sus puertas el jueves 24 de julio de 1986, y a su inauguración acudieron más de 10.000 personas.
El proyecto fue obra del arquitecto madrileño José Ángel Suárez González-Mayo y en la realización del mismo colaboraron artistas como Miquel Barceló, Javier Mariscal, Guillermo Pérez Villalta, Fernando Osinaga, José Maldonado, Rosa María Gimeno y Rafael Zapatero.
Así escribió el periodista Santiago Castelo en la edición de ABC de 22 de julio del 1986 para anunciar la próxima inauguración del DHRAA: La nueva ciudad de noche impresiona por su modernismo y vanguardia. Los arquitectos han sido Andrés Bennassar y Gabriel Allende, a las órdenes de José Ángel Suárez y definen el complejo “las ruinas del año tres mil”. Para darle más realismo a esto, una parte de la discoteca simula un derrumbamiento. “Aquí se acaba el presente”, recitan los anuncios. Hay una torre con una escalera de caracol, una pirámide en cuyos escalones cubiertos de cojines descansarán los ajetreados melómanos, dos rayos láser que tanto divierten a algunos noctámbulos, un laberinto para el que quiera perderse, una pista “open air”, un escenario con seis mil vatios de potencia y unos sofisticadísimos lavabos con música, incensarios y obras de arte en el techo. Entre los organizadores de las fiestas se encuentran Federica Ongaro y Ramiro Jofre, que se traen de diskjokey a Gerardo Queiruga, la “creme de la creme” de la movida nocturna actual.
Según los recuerdos de los que estuvieron, el DHRAA era otra manera de vivir, de sentir la noche: gogos y bailarinas, malabaristas, faquires, trapecistas, fuegos artificiales y sobre todo buena música, dentro de lo que denominaríamos hoy en día un ambiente fashion, en el que incluso cuando apretaba el calor te podías dar un chapuzón en su piscina. Había dos potentes rayos laser que apuntaban al cielo, una pantalla de vídeo de 12m² que proyectaba imágenes hacia la pista de baile de 600m², una instalación de luces de 15.000vatios, 4 barras fijas y 2 móbiles…
Actuaron artistas del calibro de Immaculate Fools, Radio Futura, Kid Creole and The Coconuts, Nacha Pop, Guía del Ocio, Nina Hagen o el mismo Miguel Bosé. ¡Todo esto sucedía en aquellos años dorados!